Sonrisas.

jueves, 22 de mayo de 2014

Porque aguanté los golpes que tu sueño me daba, aguanté todas tus mierdas por cinco minutos de paz y así acabé. Te apoyé cuando todos te criticaban, confié en ti cuando nadie lo hacía, lo pasé mal cada segundo que te veía mal. Que cada vez que salías al terreno de juego me temblaban las piernas, y cada vez que te hacías daño, una parte de mi moría. Pero todo acabo, superestrella. Tu sueño pudo conmigo y esta vez golpeo duro.
Todo esto es realmente una mierda, chico. Me vuelvo poeta cada vez te piras, y es que mi corazón esta hecho mierda de tanto aguantar.

Que me tienes colgando en tus manos y no miro por mi misma, así que esto es relamente jodido.

Estoy harta. Harta de que me prometieras una vida juntos, de un viaje a New York y una foto besándonos en el Central Park. Me pongo moñas cada vez que pienso en ti y es duro reconocer que después de haber provado tus sábanas, ninguna nana me hará dormir mejor. Te quiero tanto que duele, tanto que me estoy volviendo masoca. Tanto que Sevilla se volvía insignificante cuando giraba mi cara y ni la misma Giralda me asombraba tanto como tus ojos.