Sonrisas.

jueves, 28 de agosto de 2014

Malas noticias. Qué feas palabras. Ya os habréis dado cuenta que mi vida es como una atracción de feria. Un día estoy arriba y al otro tumbada. También que tumbada es cuando mejor me inspiro y es que claro, el dolor hizo al poeta.

 Es increíble como una mala noticia puede cambiarlo todo en menos de un segundo, más rápido que una sonrisa. Viene a toda hostia y te jode lentamente.

 Con el paso del tiempo aprendí que lo bueno no dura para siempre, pero claro, lo malo tampoco. Que la vida como fácil viene, fácil se va y que a la muerte le tengo un miedo que echa para atrás. 

He aprendido a enamorarme, a dejar que alguien me mime como yo no lo hago, pero no todo es tan bonito. De pronto, ves que ya lo más importante para ti dejas de ser tú y que aquella persona que apenas conocias ha comenzado a ser tu todo. Y no hay nada más doloroso que... Ese todo, tu todo, lo esté pasando mal. No poder hacer nada porque no eres médica, esperar y esperar en una sala de urgencias mientras que otras personas hacen su trabajo lo mejor que pueden. Y ahí estas tú, como una auténtica idiota, esperando a que sea la vida la que llegue antes que la muerte. Sentada en una silla de plástico viendo como pasa todo, o quizás nada.

lunes, 25 de agosto de 2014

Despertar y ver tus manos rodeando mi cintura, tu pelo despeinado y un poco más claro por los rayos de sol que se cuelan por la ventana, tu frente libre de expresiones, tus ojos cerrados que siguen siendo tan perfectos como abiertos, tu nariz tan única con esas dos arrugas que se te forman al reír, tu barba de tres días que tan poco me gustaba y que ahora me encanta, tus labios... Benditos pecados. Ni atardeceres en Sevilla, ni amaneceres en New York. Nada se compara con abrir los ojos y verte a ti.

viernes, 1 de agosto de 2014

Siempre odié la distancia y más si se interponía entre nosotros. Siempre la odié, pero creo que ahora más. Tengo tantas emociones reunidas que mi cuerpo no da para más. Hasta tal punto que en vez de disfrutar de un hermoso verano, aquí me encuentro. Debatiendo entre si arrancar a llorar o salir corriendo. Corriendo de este gafe que nos persigue... Y es que cariño te echaba de menos y me mataban las ganas de verte y ahora de repente se que no podrás venir a buscarme. Mientras estás en una cama rodeado de gente a la que le importas, aquí estoy yo, a kilómetros de ti, rezando como si eso fuera a solucionar algo, como si mañana al despertar la prensa gritara al mundo que estas bien. Pero no lo estás, ni rezar te va a curar, ni yo estoy ahí contigo.