Sonrisas.

lunes, 27 de octubre de 2014


Te das cuenta de lo injusta que es la vida cuando sopla las velas de tu pastel de cumpleaños y dejas de pedir un chico guapo, una mascota o el último videojuego para pedir un trabajo que te haga llegar a fin de mes, salud para tu familia o simplemente no pides nada porque ya no crees en la magia.

Y es que la vida es tan injusta que todo lo bueno que te da por un algún te lo quita. Yo nunca deje de creer en la magia, pero si que deje de creer en las promesas. Promesas que vienen de personas sin sentimientos, personas que solo piensan en ellas y que hacen que este mundo de bastante asco. Personas en las que confías, te entregas a ellas y luego te mandan a paseo. Individuos que no tienen metas en la vida, que dañan, que hacen sufrir con el fin de alcanzar su felicidad.

 Me quedo con la esperanza de que haya personas en el mundo que amen, vivan y miren por alguien que no sean ellos, porque al fin y al cabo, ahí esta la magia.

 Sin magia la vida solo sería algo mecánico. Solo rutina.