Sonrisas.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

En un mes te puede cambiar la vida y bien ahora que lo se. Agosto vino con aires de grandeza y me enseñó que de tener todo en esta vida se puede pasar a quedarte sin nada o bien, a tenerlo todo y no querer nada. La maldita venda se cayó, volví a abrir los ojos después de dos largos años y no veas si me gustaba la llamada libertad. Pero que poco duro.
Tú, con tu chulería sin querer, tu metro ochenta y tanto o noventa sin ser ningún niñato pijo con tatuajes hasta en el D.N.I, vienes aquí y en el momento menos pensado me vuelves loca la cabeza. Y ahora bien, yo en mi plena libertad, en una parranda continua llena de alcohol y tabaco intento recordar en que momento metí tanto la pata para colgarme de ti y mientras lo recuerdo termino en otras bocas que ya no me hacen sentir nada, en lágrimas ahogada y noches sin dormir pensando: ¡qué difícil es ser yo!