Sonrisas.

jueves, 30 de junio de 2016

Maldita canción.

Te vuelvo a ver, no se si estoy soñando. No, jodidamente no. Eres tú. Estas aquí.

Te miro. Joder si te miro, te como con los ojos como siempre suelo hacer. Me encanta nuestra forma de mirarnos como si solo estuviéramos tu y yo sin nadie alrededor de la pista. Por un momento se me olvida lo jodidamente gilipollas que eres casi a todas horas. Y sí, estoy utilizando mucho la palabra JODER, pero es que no hay nada que nos defina mejor. Estamos jodidos, cielo.

Me paso la mitad de los días soltando todos los defectos que tienes intentando convencerme de que no eres para mi, pero eso se acaba. Acaba en el momento que llegas y me miras. No puedo apartar mis ojos de ti. Adoro tus malditos ojos con tus largas pestañas. ¿Qué has hecho conmigo?

Te acercas y pasas por mi lado mientras nos rozamos y te sitúas detrás de mi moviendo tus caderas al compás de las mías. Me giro, te giras y ahí están otra vez haciéndome perder la razón con esa jodida canción, esa maldita canción que pasará a ser mi favorita porque cada vez que la escuche volverás a mi.

viernes, 10 de junio de 2016

TURISMO EMOCIONAL

¿Habéis oído alguna vez eso de turismo emocional? ¿No? ¿Sí? Bueno, me explico. Siempre he oído esa típica frase que todo o casi todo tío dice: No intentes entender a una mujer. 

Y ahora bien, vale que somos complicadas y que a veces no nos entendemos ni nosotras pero... ¿Y ELLOS QUÉ? Siempre van de "somos tíos, supérenlo". Pues no, no tengo porque superar que seas un gilipollas y sí, lo he dicho claro. GILIPOLLAS.

No estoy diciendo que todos los hombres del planeta sean iguales, espero que no, Aún tengo fe en la humanidad. Me refiero a los que he apodado "turistas emocionales".

Un turista emocional es el típico gilipollas en el que te fijas cuando vas a una fiesta, a una reunión de colegas o a comprar al súper. Y sí, lo admito soy de las que le molan el chulo que pasa tres pueblos de mi. Te fijas en el y te montas en la quinta nube pensando lo maravillosos que serían vuestros hijos. Entonces te mira, te mira y te mira y ya te crees que lo tienes en la palma de tu mano. Lo agregas al facebook, acepta y después de una hora peleando contigo misma porque complicada se nace, decides hablarle. ¿Y qué pasa? Pues eso, ¿qué pasa? Te deja en V I S T O. Una vez que tienes el orgullo por lo suelos y decides no volver a mirarlo más en tu vida, el turista emocional vuelve aparecer y vuelve a mirar, a mirar y a mirar. Tú como idiota te comerás la cabeza, te lo digo yo.

Mi preguntas es ¿qué hacemos con estos turistas emocionales? No, matar no es legal. Yo aún no he encontrado la respuesta y dudo mucho que la encuentre. Creo que con el tiempo dejaremos de darle la importancia que NO se merecen y empezaremos a fijarnos en otros turistas emocionales que nos llegarán a lo más profundo del corazón para luego marcharse, así hasta que llegue el último turista emocional que tenga cojones para soltar la maleta y quedarse.

¿Tenéis algún turista emocional en vuestras vidas? El mío lleva casi un año abriendo y cerrando la puerta y lo peor, es que aún sigo esperando que traiga un día la maleta. Llamadme ilusa o como queráis, lo he intentado todo. ¡NO TENGO REMEDIO!


*** Hacía mucho tiempo que no escribía por aquí y hoy me apeteció desahogarme con ustedes. Hasta la próxima, abrazos virtuales para tod@s.***